“El artista es aquel que posee cada minuto el genio de la infancia, sin ningún aspecto de la vida embotado”. Charles Baudelaire
estética Si fuéramos al origen podríamos intuir cual es el punto de encuentro entre el arte y la filosofía pero requiere remontar(se) y reflexionar sobre lo que es y no es arte. Miguel Ángel no quería pintar y cuando lo hizo fue siempre de mala gana y forzado, él era escultor y nuestros ojos descubren la Capilla Sixtina; ¿es arte?
El arte explora el pensamiento del autor y del espectador, las imágenes desencadenan una experiencia estética que constituye a la vez una forma de identidad que hace que de forma progresiva, el arte actual haya sustituido la vieja contemplación por el análisis y, dijo Sol LeWitt, la “desaparición” del artista como autor en la propia ejecución. La autonomía del arte apareció con el hombre del Renacimiento, conceptos de individualidad, independencia, libertad y creatividad; no obstante, ¿quién podría negar estas condiciones al artista de las cuevas de Chauvet, hace veintisiete mil años?
Platón, el arte es la imitación de la naturaleza, la mímesis. El concepto fundamental de arte no varía con el paso del tiempo ni puede ser encerrado en una definición. Hegel sostiene que “el arte es una forma bajo la que el espíritu se manifiesta y es accesible a nuestra contemplación”. El arte es una fuente de placer estético, belleza, armonía y equilibrio en la poética de Aristóteles; pero también es la expresión de sentimientos que tiende a la idealización o a su abstracción que evocan la atractiva combatividad primigenia de los artistas, y los artistas han sido los motores de la evolución.
contemplación El concepto griego de contemplación –fecopia– ha sido sustituido en el arte contemporáneo por el análisis; el gusto por la belleza se ha abierto a infinitas posibilidades que inducen a poner en tela de juicio la figura del genio, los estilos y los supuestos criterios de calidad. No obstante, la responsabilidad del artista sigue vigente, el goce pasivo puede formar parte de los diversos tipos de vida, pero nada más; el arte recoge el presente con la mirada del futuro y persiste como pasado.
“Lo sublime es el terror sosegado inducido por la contemplación”. Esta definición de Burke, no solo tiene sentido en el Romanticismo del XIX sino que es una manera de aunar, en el arte, la belleza y el análisis en un amplio concepto que puede ser válido tanto para el filósofo, el artista o el científico. El arte se relaciona con la capacidad de resolver problemas enfrentados, desarrolla el conocimiento en sus diversas maneras de ver/mirar y construye la propia identidad que es lejana al solo consumo de imágenes. Conviene matizar y no banalizar; la literalidad de la expresión de Hegel, “Muerte del Arte” no se encuentra en ninguna de las páginas de sus “Lecciones de Estética».
mirar Hay arte malo de la misma manera que hay literatura mala. Desde fuera, se imagina el mundo artístico como glamuroso y abierto a mascaradas. Ya pasó el tiempo de la pesadez de los impresionistas que no plantean conflicto y son tan cómodos de ver. Se prefiere reconocer que conocer, pero si el planteamiento es “cómo mirar” conviene profundizar. El arte es una forma de contar historias, pero para disfrutarlo, hay que saber leer; una obra de arte ofrece una visión sesgada de la realidad que debe ser analizada en diversas facetas:
Autor, oculto o aparente; transmite sentimientos, emociones y tiene una actitud llena de significados o es un mero significante.
Obra, se desarrolla con un objeto real o representado, en un contexto, relacionado o no con lo social o lo político, con unas técnicas y materiales que podrían tener relación con el cuerpo o con la naturaleza, pero interactúan con diversas teorías estéticas al margen de su metáfora o literalidad.
Espectador, se le exige una mirada, para que desempeñe su papel e interprete la distancia entre él y la obra, evalúa si importa más el proceso de creación o el resultado final.
Relación con mercado, museo, ciudad o naturaleza redondean al análisis y la lectura del arte.
función Si Leonardo levantara la cabeza, quizá resolvería la dicotomía entre arte y ciencia, ensayo y razonamiento, arte y función que hace que el pensamiento creativo sea el motor de la humanidad y esté basado en lógica y análisis. Sartre dijo que la libertad no es solo «poder elegir» sino sobre todo «tener que elegir«. En las escuelas necesitamos más arte y más filosofía que redunde en creatividad, entendida como verdadera articulación del pensamiento; conceptual y abstracto. El estudio de las artes, favorece la creatividad que, sin duda, desarrolla estrategias de aprendizaje generadoras de versatilidad y capacidad resolutiva.
La producción humana es el resultado de un proceso que comienza en la observación y concluye tras la transformación de los materiales. El arte es un lujo espiritual aunque se relacione con criterios economicistas que ocultan la diferenciación entre una obra de arte y una obra maestra.
La obra de arte es un producto final, nada en su trayectoria es azar, es donde se expresa lo inmaterial de lo real y su esencia; es la plenitud misteriosa que busca espacios de negociación y conflicto, sujeto a constante traducción e intercambio. Es en el concepto de disenso de Rancière, donde el modelo estético del arte encontraría su vinculación con otro sentido de la estética.